25 de abril de 2024

IBIZA 2024

En 1991, tuve la suerte de pasar una semana dándole la vuelta a la isla de Ibiza en un barco de vela. Aquella experiencia fue alucinante, y me permitió ver parajes naturales de ensueño.



Por aquel entonces no había cumplido todavía 14 años, y aunque guardo un montón de recuerdos en la mente, relacionados con los sitios que vi y con lo bien que me lo pasé, por desgracia los tengo casi todos descontextualizados. En mi memoria conservo imágenes de aguas cristalinas, de bellos acantilados y de calitas paradisiacas. También me acuerdo de alguna que otra playa llena de gente. Sin embargo, esos lugares no puedo ponerlos en un mapa. Solo tengo conciencia de haber estado en la ciudad de Ibiza, al inicio y al final de la travesía. No obstante, antes de embarcarme no salí del Puerto. En cambio, al regresar a él sí nos dimos un paseo nocturno por sus alrededores, pero la verdad es que tampoco tuve tiempo de ver nada. En consecuencia, la de la pasada semana ha sido mi primera visita real a Ibiza capital.

Ibiza es una ciudad de 51.000 habitantes, que se ubica en la isla del mismo nombre, en la cual viven unas 151.000 personas. Lo normal, cuando uno va a la mayor de las Islas Pitiusas, es moverse por toda ella, ya que tiene una superficie muy abarcable. Nosotros, en esta ocasión nos tuvimos que conformar con quedarnos en la capital. No importa, porque he comprobado que tiene suficientes atractivos, como para acaparar la atención en exclusiva, al menos durante un fin de semana.


No puedo negar, para empezar, que yo tenía ciertos prejuicios con respecto a Ibiza. Sin pensarlo mucho, lo consideraba un destino lleno de pijos de diversas nacionalidades y pelajes (desde pseudo hippies y fiesteros, a nenes ricos por las buenas). Tan sesgada era mi impresión, que no me había parado a informarme de que el centro de la ciudad de Ibiza está declarado Patrimonio de la Humanidad. Luego, además, me ha gustado el ambiente. Es verdad que he visto la localidad en temporada baja, y que no me he paseado por la isla, pero, aun así, la gran mayoría de la gente con la que me he cruzado ha sido totalmente corriente.

Hay que decir, llegados a este punto, que yo he ido a Ibiza a disputar una competición deportiva, y eso ha marcado mi estancia. En concreto, he participado en la Ibiza Media Maratón. De mi experiencia en esta carrera hablaré en el próximo post. De momento, solo voy a comentar que la prueba dio comienzo el sábado a las 18'00 horas, por lo que mis ratos de turismo se centraron en el viernes por la tarde y en la mañana siguiente. Para alojarnos, optamos por el hotel que ofrecía la organización del evento, que resultó ser una magnífica elección, sobre todo por las impresionantes vistas que había desde la terraza de la habitación.


Aparte, las instalaciones del Hotel Ibiza Playa estuvieron muy bien, así como su desayuno bufé. Por último, su ubicación fue excelente, de cara a participar en la carrera, pero también me pareció una gozada estar tan cerca de la Platja de Ses Figueretes, aunque en el agua solo me atreviera a meter los pies.


La isla de Ibiza solo tiene cinco municipios, y el de la capital homónima es el más pequeño, con diferencia. Por eso, apenas si cuenta con tres playas, y una la comparte con Sant Josep de Sa Talaia. La de Ses Figueretes, que parece ser la playa por excelencia de la ciudad, mide 450 metros y está dividida por varios espigones.


Nuestro hotel estaba situado en primera línea de playa, junto al extremo derecho del tramo de la izquierda. Desde la arena, el edificio se veía perfectamente.


Dada la ubicación de la Platja de Ses Figueretes, me imagino que en verano estará atestada de gente, pero en abril a mí me ha parecido encantadora.


Por otro lado, esta playa da nombre al barrio de Ses Figueretes, que es muy particular y está muy bien definido. En efecto, la Avinguda d'Espanya y la Avinguda de Sant Jordi lo delimitan por el norte, por el este llega hasta el Carrer del Quarto de Portmany, y por el oeste termina en el Carrer de Ramón Muntaner


Todo el frente sur del barrio se encuentra ocupado por la Platja de Ses Figueretes, y su interior está conformado por un cuadriculado conjunto de calles, edificadas a partir de los años 50 del siglo pasado. 


Por lo visto, Ses Figueretes fue, desde su origen, un barrio de corte turístico, pero la oferta degeneró, y la zona acabó acaparando a los visitantes más chungos. Por fortuna, el perfil se recondujo, y ahora es un vecindario multicultural, en el que hay personas de muchas nacionalidades, que coinciden, sin problema, con los guiris que buscan la costa. Por eso, en Ses Figueretes coexiste el típico ambiente de barriada, con el ecosistema playero montado para los turistas.


Dado que nosotros no llevábamos presupuestados grandes estipendios en comidas, nos olvidamos de consumir en los atractivos bares y restaurantes de la zona céntrica de Ibiza, y optamos por hacer uso de la oferta culinaria de Ses Figueretes, que aparentaba ser bastante más económica. No digo que no tenga ganas de volver a la ciudad, para pegarme algunos selectos homenajes gastronómicos, pero también tengo que reconocer que las dos cenas, en sendos negocios de la Avinguda d'Espanya, fueron magníficas. De hecho, la pizza que tomé en el Restaurante Pizzería Farina Santa es de las mejores que he degustado en mi vida.


En Farina Santa no solo saboreé una genuina Pizza Napolitana, servida por un staff plenamente italiano, sino que pude regarla con una auténtica birra Peroni. Fue una gozada de cena. Al día siguiente, caímos de nuevo en las redes de la cocina italiana, pero esta vez el restaurante, llamado La Piccola Fiorentina, en apariencia estaba regentado por sudamericanos, y todos los clientes que que vi parecían provenir de América Latina. La decoración del pequeño local y el ambiente eran de pizzería de barrio. Allí también estuvimos muy a gusto, y el plato de Espaguetis a la Boloñesa que comí me gustó mucho.

Hubo otro tercer negocio de la Avinguda d'Espanya en el que tomamos algo. En este caso, fue una cafetería, llamada Harinus. En ella me pedí un capuccino. Como hacía una buena tarde, nos sentamos en la terraza, sobre la acera de la calle que ejerce de columna vertebral de Ibiza.


Aparte, la última noche cambiamos de tercio, y nos bebimos un par de botellines de Heineken, cada uno, en un auténtico bar de guiris, llamado Café de Hoeck. El sitio me gustó, claro, porque me encantan los pubs cerveceros. Este, además, también tenía una agradable terracita sobre la acera del Carrer de Formentera.

Sin embargo, a pesar de todo lo que me he explayado con Ses Figueretes, el protagonismo en la ciudad de Ibiza lo acaparan otros tres barrios, que nosotros nos pateamos bien. Son Dalt Vila, que es la zona fortificada, S'Alamera y La Marina. Estos dos son llanos, y flanquean la Muralla por el norte. En S'Alamera, que se extiende al final de la Avinguda d'Espanya, destaca el Passeig de Vara de Rey, que es uno de los ejes de la vida ibicenca. La Ibiza Media Maratón acabó en él.

Por lo que respecta a Dalt Vila, este barrio es, sin duda, el que hace brillar a Ibiza. No en vano, en 1999 la UNESCO declaró Patrimonio de la Humanidad una serie de enclaves de la isla ibicenca, y entre ellos estaba el casco histórico de la capital. 

Dalt Vila significa, literalmente, Ciudad Alta. El barrio se corresponde con la antigua población amurallada, y se desparrama sobre una pequeña colina, que se asoma al Mar Mediterráneo


Ibiza fue fundada por los fenicios en el siglo VII antes de Cristo, y vio pasar por sus calles a cartagineses, romanos, bizantinos y árabes, dada su posición privilegiada. En agosto de 1235, pasó a integrar el Reino de Aragón. Años después, el antiguo cercado árabe ya se había visto desbordado, y en tiempos de Felipe II toda la ciudad fue rodeada por otra gran muralla, que aún se conserva intacta, y que es la que delimita con claridad Dalt Vila, puesto que envuelve con bastante exactitud el promontorio sobre el que se asienta el meollo de Ibiza. A los pies del mismo, y más allá, la población ha seguido creciendo, pero el casco viejo está perfectamente acotado.

Cinco son las puertas que permiten el acceso a Dalt Vila. Nosotros entramos por la Portal Nou, que se puede considerar como la segunda en importancia. Da al oeste, y se encuentra en el extremo opuesto de la parte de la Muralla que está frente al mar.


En nuestro caso, tras un buen paseo, salimos de Dalt Vila por la Portal de Ses Taules, que es la puerta más importante. Da a La Marina, y tiene hasta un puente levadizo.


Si se accede al recinto fortificado viniendo desde La Marina, tras atravesar la Portal de Ses Taules uno se encuentra una llamativa Plaza de Armas, en la que se apostaba el cuerpo de guardia. En la actualidad, ese enclave se conoce como El Rastrillo


A continuación de El Rastrillo, separada de él por un muro, que tiene un pórtico, se abre la Plaça de Vila, que es uno de los centros neurálgicos de Dalt Vila. Si se va con pelas, es un buen sitio para pegarse un homenaje, en alguno de los restaurantes que allí hay.



Para llegar desde la Portal Nou hasta la Portal de Ses Taules, se puede callejear acortando, o bien se puede dar un maravilloso paseo de baluarte en baluarte, siguiendo el adarve de la impresionante Muralla, lo que permite ir disfrutando, a cada rato, de unas maravillosas panorámicas del mar y de la propia ciudad.



Nosotros, lo de recorrer la Muralla es lo que hicimos, aunque avanzamos en sentido inverso al lógico. Así, María y yo fuimos de la puerta secundaria a la principal, de manera que, después de atravesar la Portal Nou y dejar atrás el Baluarte de San Pedro, el cual no vimos, comenzamos a bordear por dentro el lienzo oeste del cercado. Al principio, había casas pegadas a este, pero pronto pudimos ir salvando el tremendo desnivel pegados al muro.

      

   
Siguiendo la Muralla, vimos sucesivamente el Baluarte de San Jaime (abajo, en la primera foto), el Baluarte de San Jorge (en la segunda) y el Baluarte de San Bernardo. El Baluarte de Santa Tecla se halla a continuación, pero no lo pisamos. Todos dan al sur, están muy bien conservados, y son bonitos en sí mismos. Además, las vistas desde ellos merecen mucho la pena.



Pese a que todo el recorrido por la Muralla nos ofreció preciosas vistas, solo en el Mirador del Poeta Mariá Villangómez, que mira al este, vi que se homenajeara a ese hecho con la creación de un mirador.


También en la Plaça de la Catedral, no muy lejos del Baluarte de Santa Tecla, hay un lugar desde el que se divisa un espectacular panorama.


El conjunto de baluartes se completa con el de Santa Lucía y el de San Juan, que son los dos que dan al norte. El primero es el mayor de todos, y posibilita que pueda uno alejarse un poco de la zona más alta de Dalt Vila y contemplarla con perspectiva.


En todo este tour perimetral también es menester hacer una parada en el Cavaller de Sant Lluc. Esta estructura se encuentra ubicada sobre el Baluarte de San Pedro y la Portal Nou, y estaba destinada a darle un extra de protección a ese estratégico punto de la Muralla. La misma nosotros la recorrimos el viernes por la tarde, pero ese enclave nos lo habíamos dejado atrás, por lo que volvimos el sábado por la mañana para echarle un vistazo.


En cualquier caso, los encantos de Dalt Vila no se limitan a su Muralla y lo que se ve desde ella. Muy al contrario, intramuros también destacan lugares que se pueden visitar por dentro. De todos ellos, nosotros tan solo pudimos ver el Centro de Interpretación Madina Yabisa, que está ubicado en la Casa de la Cúria. Esta fue erigida al final de la Edad Media, y albergó los tribunales de justicia durante el siglo XVI. Se construyó aprovechando las estructuras de la muralla andalusí, y tiene dos entradas y dos alturas. 


La entrada que da la Plaça de la Catedral era una ventana en origen (en la foto superior, es la que se abre en la fachada blanca), y da acceso, hoy día, a la Oficina de Turismo. Por su parte, la puerta de la Casa de la Cúria que da al Carrer Mayor permite acceder al nivel inferior del inmueble. Allí, está montado el centro de interpretación, que busca dar a conocer la historia de la ciudad en el Medioevo, cuando se convirtió en una de las principales centinelas del Mediterráneo occidental.

Más allá de los lugares concretos que se merecen una visita en Dalt Vila, el casco histórico de Ibiza está conformado por un dédalo de pintorescas calles que conviene recorrer.



De los tres barrios que decía antes, que acaparan el protagonismo en Ibiza, el tercero es La Marina. Está formado por el conjunto de calles y casas que se encuentran entre Dalt Vila y el Puerto de Ibiza. Su epicentro es la Plaza de la Constitución.


La Marina es un barrio con mucha miga, por el que solo nos dimos un breve paseo. Aparte, hay otras zonas de la capital que se nos quedaron el tintero. Pese a esto, lo cierto es que los dos días que echamos en Ibiza me han permitido tomar verdadero contacto con la ciudad, a la espera de poder profundizar en ella en el futuro.


Reto Viajero POBLACIONES ESENCIALES DE ESPAÑA
Visitado IBIZA.
En 1991 (primera visita incompleta), % de Poblaciones Esenciales visitadas en Islas Baleares: 33'3% (hoy día, confirmada ya esta visita, 50%).
En 1991 (primera visita incompleta), % de Poblaciones Esenciales de España ya visitadas: 8% (hoy día, confirmada ya esta visita, 36'3%).


5 de abril de 2024

PLAZA DE ESPAÑA DE SEVILLA 2024

A finales de febrero, el alcalde de Sevilla anunció que el Ayuntamiento "estaba proyectando cerrar la Plaza de España y cobrar a los turistas para financiar su conservación y garantizar su seguridad". La polémica no tardó en estallar, porque en la ciudad estamos acostumbrados, desde siempre, a hacer uso de ese bello espacio sin restricciones.


Lo cierto es que el anuncio de José Luis Sanz no dejó de hacer hincapié en que no peligra el acceso libre y gratuito de los sevillanos a la Plaza de España, pero todos nos vimos haciendo interminables colas, para poder entrar en un monumento por el que, hoy día, paseamos como el que no quiere la cosa.


El centro de Sevilla se está convirtiendo en una especie de parque temático para turistas, lo cual escuece mucho a la opinión pública local, que al final es la que vota, y lo de que la entrada a la Plaza de España esté regulada no va a aliviar esa irritación. Además, este monumento no se encuentra en el meollo de la ciudad, sino que se halla en una zona en la que aún se mezclan un poco los locals y los guiris. Por ello, cuando se pasa por delante todavía da la sensación de que es un espacio público abierto a los sevillanos de a pie, es decir, que mantiene el espíritu para el que se concibió. Ya veremos lo que acaba pasando. 

En todo caso, hay que decir que la Plaza de España ya forma parte del Parque de María Luisa, por lo que se le echa la cancela cada noche, a la vez que al parque.


De todas formas, yo no me he decidido a hablar ahora de la Plaza de España porque vayan a limitar su acceso, sino porque fui el otro día a echar allí un rato en familia, y me ha parecido que esa era una excusa perfecta para dedicarle un post en este blog, cosa que tenía en la cabeza desde hace mucho.

La Plaza de España de Sevilla fue proyectada hace más de un siglo por el gran arquitecto sevillano Aníbal González, y nació para ejercer de espacio emblemático en la Exposición Iberoamericana que se celebró en la ciudad en 1929.


Empezó a construirse en 1914, y sus obras avanzaron con lentitud, pero se pudo terminar a tiempo de que estuviera lista para el evento. Para lograr esto, se acabó multiplicando por 27 su presupuesto inicial, lo cual fue una locura, pero, a día de hoy, ya lo que nos queda es una maravilla arquitectónica, llena de detalles que son dignos de admiración. 

Decía arriba que el sábado pasé una mañana en familia en la Plaza de España. Lo hice, porque ese espacio ha sido siempre un referente para los sevillanos. Más, si cabe, que otros monumentos. En efecto, en Sevilla todos han ido de niños al Parque de María Luisa, y la Plaza de España está al lado. Yo jugaba en ella siendo un mico, dado que vivía cerca, y María y sus hermanas tienen un recuerdo muy bonito de los ratos echados en las barcas, con las que se puede navegar por la ría de 515 metros de largo, 14 de ancho y 1'20 de profundidad, que recorre la superficie semielíptica de la plaza.


El caso es que andábamos con ganas de hacer algo familiar, y lo de echar un rato en las barcas de la Plaza de España nos pareció un plan simpático para la mañana sabatina. Ana, Julia y dos de mis sobrinas ya están en edad adolescente, pero los hijos de mi otra cuñada sí son niños, y, aparte, un rato de gamberreo en una cáscara de nuez divierte a todo el mundo, y más si no se han cumplido aún los 18 años. En consecuencia, lo primero que hicimos, al llegar al monumento, fue dirigirnos al embarcadero y alquilar tres barcas de cuatro plazas, por el módico precio de 6 euros cada una. 


Mientras navegábamos por la ría protagonizamos momentos un tanto escandalosos, y en el ambiente netamente guiri que predomina, en la actualidad, en la Plaza de España, dimos un poco la nota, regalándole a los turistas unas cuantas escenas un pelín moranquianas


Yo creo que nos echaron unas cuantas fotos, pero nos divertimos mucho. Luego, nos dimos un paseo por la plaza en sí. En ese momento, fue cuando me di cuenta de que había bastantes rincones del monumento que no conocía. En realidad, nunca lo había visitado con detenimiento, aunque además de jugar en él de niño, como he dicho, también tengo en la retina la experiencia de haber empezado y terminado algunas carreras allí, y de haber asistido a dos conciertos en su explanada central. El primero fue de Green Day, en 2019, y en el segundo, en 2022, tocaron Deep Purple. Este último se celebró en el marco del Icónica Fest, un festival que se celebra en la Plaza de España desde 2021, a lo largo de un mes.


En el Icónica Fest actúan artistas muy variados, dado que los shows son totalmente independientes. Aparte, el evento no se limita a la música, puesto que el sector del Parque de María Luisa que queda más cerca del monumento se llena de foodtrucks, por lo que las necesidades de comida y bebida se pueden cubrir sin salir del recinto. Empezando por los conciertos, es todo bastante caro, porque, con el rollo de que el espectáculo tiene lugar en un escenario espectacular, pagas un riñón por entrar y por consumir, pero ya está anunciada la cuarta edición del festival para junio, lo que demuestra que hasta ahora ha sido un éxito.

El tema es que, como digo, nunca había visitado la Plaza de España con calma, así que el martes, diez días después del rato de las barcas, aproveché que trabajo muy cerca para irme para allá a mediodía y explorarla bien.

La Plaza de España ocupa una superficie de 50.000 m², de los cuales se encuentran construidos unos 19.000. Su tamaño es tremendo. Sin embargo, en realidad, a pesar del nombre, no es una plaza en el sentido estricto de la palabra. En efecto, según el diccionario de la RAE, una plaza es un "lugar ancho y espacioso dentro de un poblado, al que suelen afluir varias calles". La Plaza de España es, desde luego, un sitio extenso y diáfano, pero parece más un edificio monumental precedido de una explanada, que otra cosa. Su forma es semicircular, y está constituida por un enorme inmueble curvado, de 170 metros, que abraza una amplia área lisa y llana. El conjunto simboliza el abrazo de España a sus antiguos territorios americanos, y mira en dirección al Río Guadalquivir, señalándolo como punto de partida hacia América.

En la Plaza de España, por tanto, podemos distinguir dos zonas. La primera es la de la superficie abierta, en la que están incluidos la fuente, el canal y sus puentes. 



Los puentes iban a ser ocho, pero pronto Aníbal González los redujo a cuatro, y les otorgó una simbología. Así, cada uno representa a uno de los reinos cristianos medievales de la Península Ibérica que acabaron conformando España, es decir, Aragón, Castilla, Navarra y León. No obstante, hay que decir que la historia de esas regiones fue muy convulsa en el medievo, de manera que la división cuatripartita corresponde tan solo a un periodo que no superó los 75 años, y olvida, en todo caso, a los territorios dominados por los musulmanes en esos tiempos.

       


Por otro lado, la segunda parte de la Plaza de España es la del edificio. El mismo tiene una galería, que corre un par de metros sobre el nivel de la explanada, a lo largo del semicírculo.



En los extremos de la edificación hay dos torres, que miden 74 metros. Estas no rivalizan en altura con los grandes colosos del skyline sevillano, que son la Giralda y la Torre Sevilla. La primera mide 101'5 metros y la segunda 180'5, por lo que ambas quedan lejos. Sin embargo, las torres de la Plaza de España también se distinguen muy bien, cuando uno tiene la oportunidad de ver la ciudad de Sevilla desde la lejanía.


En medio de la edificación, esta cuenta con otra gran construcción, a la que Aníbal González denominó Edificio Central. Entre este y las torres hay dos estructuras más, que tienen sendas escaleras monumentales. Si se sube cualquiera de ellas, se podría acceder al tejado de la galería, si estuviera abierto.




Sin embargo, no hace falta atravesar la verja para contemplar las espectaculares vistas desde el rellano de las escaleras.


Si en vez de subir las escaleras se bajan, se atraviesa el edificio por debajo, y se puede salir de la Plaza de España por alguna de las dos puertas que comunican, por el este, la calle exterior y la explanada. Son la Puerta de Navarra y la Puerta de Aragón.


Uno de los atractivos que tiene la Plaza de España, en mi opinión, es que su edificio está a pleno rendimiento, no solo desde el punto de vista turístico, sino también a efectos prácticos. De hecho, hoy día acoge las instalaciones de un montón de organismos públicos de titularidad estatal. Cuando Aníbal González proyectó el espacio, ya sabía a qué se iba a dedicar. Con posterioridad, el uso de las dependencias ha cambiado un poco, pero no tanto. Dentro de la amplia cantidad de entidades que se reparten por el inmueble, llama la atención, por ejemplo, la presencia de oficinas de la Secretaría General de Instituciones Penitenciarias, de la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir, de la Unidad de Conservación y Explotación de la Dirección General de Carreteras, o de la Inspección Provincial de Trabajo y Seguridad Social. El ramillete de competencias que se gestionan en la Plaza de España es vasto. No obstante, su parte más importante, es decir, la que sobresale en el centro, lo que acoge es el Cuartel General de la Fuerza Terrestre


Lo que pasa es que a esta parte militar no se accede desde dentro de la Plaza de España, sino desde fuera. Las medidas de protección en los alrededores de ese sector de la plaza son importantes.



Antaño, cuando la estructura básica de los ejércitos se basaba en la territorialidad, en la Plaza de España estaba la Capitanía General de la II Región Militar, pero en 2002 la organización cambió, y desaparecieron las regiones militares. Pese a esto, el sector central y sobresaliente de la plaza se sigue conociendo como Capitanía.

La verdad es que el lado exterior del edificio de la Plaza de España es feote. Todas las oficinas que he mencionado tienen un acceso discreto por dentro, pero las ventanas dan para fuera, por lo que esa vertiente no presenta un aspecto demasiado pintoresco. 


Lo llamativo se halla en el interior de la plaza, donde se puede disfrutar de mil detalles. Uno de los más bonitos es el de los 48 grupos de bancos recubiertos de cerámica que se distribuyen a los pies del edificio, dando a la explanada. Hay uno por cada provincia de España, y están ordenados alfabéticamente.


Como curiosidad, a principios del siglo XX Canarias era una sola provincia, por lo que el todo archipiélago está representado por un único conjunto de bancos.


La comunidad canaria se dividió en las provincias de Las Palmas y de Santa Cruz de Tenerife en 1927, dos años antes de la inauguración de la Plaza de España, pero se ve que en ese momento ya no hubo forma de construir otro grupo de bancos.

Aparte, la circunscripción de Sevilla tampoco tiene bancos, porque era la anfitriona, por lo que fue representada con una serie de paneles temáticos, que se situaron en algunos de los extremos de cada uno de los cuatro tramos de bancadas que hay. Así pues, hay varios mapas que muestran lo más destacado de la provincia sevillana, o de su capital, desde una perspectiva histórica, monumental, agrícola o ganadera.


El resto de las provincias sí cuentan con su pequeña parcelita, que está compuesta por tres bancos, en los que aparecen escritos los nombres de las principales poblaciones de esa circunscripción. 


Sobre el banco que se encuentra pegado a la pared, todos los conjuntos tienen una serie de azulejos, en los que se ha reflejado alguna escena histórica representativa de esa porción de España. Más arriba, en la balaustrada, cada provincia cuenta con su escudo. En el suelo, están reproducidos sus mapas correspondientes.


Por lo visto, al construir la Plaza de España no faltaron los avatares, con respecto a las escenas que se plasmaron en el alicatado. Lo que pasó fue que unas cuantas se tuvieron que cambiar con cierta premura, poco antes del inicio de la Exposición Iberoamericana, porque las originales al final no se consideraron adecuadas. Eso hizo que, en algunos casos, la calidad de las imágenes se viera algo mermada por las prisas, e incluso provocó que se cometiera un inexplicable fallo con Navarra, ya que, al sustituir sus azulejos, se encabezó el conjunto con el topónimo de la principal ciudad del territorio, en lugar de con el nombre de la provincia.


Supongo que se dieron cuenta tarde. Luego, la verdad es que han pasado casi 100 años, y el error no se ha subsanado. En todo caso, es muy divertido ir recorriendo los bancos, para ir desentrañando los acontecimientos mostrados de cada provincia. Se aprende bastante. También es habitual ver a los visitantes españoles haciéndose fotos frente a los azulejos representativos de sus lugares de origen.

El último detalle llamativo de los bancos es el de los pequeños anaqueles o estantes que están incluidos en los conjuntos. 


Aníbal González pudo estudiar arquitectura a finales del siglo XIX, lo que evidencia que era de familia acomodada, pero tenía un buen ramalazo regeneracionista, por lo que era de los que pensaban que uno de los males que lastraban España, en aquella época, era el analfabetismo. Para combatirlo, González tuvo la idea de crear en la Plaza de España una gran biblioteca pública, antes de que estas existieran realmente. Para eso, diseñó en sus bancos unas repisas, que estaban pensadas para que se colocaran libros en ellas, los cuales podían ser leídos por cualquiera. Está claro que la solución a una rémora tan difícil de combatir, como es la ausencia de cultura, era demasiado inocente, pero a la vez me parece tierna e idealista. A mí me encanta la iniciativa.

Otro detalle digno de mención de la Plaza de España es el de los adornos de las enjutas de los arcos. Al estilo de la Plaza Mayor de Salamanca, en el monumento sevillano se colocaron una serie de 52 medallones, que representan en cerámica a 54 ilustres personajes de la historia de España (hay dos medallones que tienen a un par de personas). 


En los medallones están los bustos de 52 hombres y de 2 mujeres, que se ganaron, hasta 1929, el derecho a ser inmortalizados. Hay músicos, literatos, políticos, descubridores y reyes. La selección tiene un puntillo muy de la época, claro. Por eso, solo representan al sexo femenino Isabel La Católica y Santa Teresa de Jesús. A comienzos del siglo XX, las mujeres llevaban siglos de ostracismo en España, y quedaba aún mucho para que se empezara a hablar de paridad y de igualdad. Hombres, por otro lado, los hay de lo más variopinto. Están Colón, Cervantes, Velázquez y Felipe II, por supuesto, pero también hay personajes menos obvios, como Séneca, Luis Vives, Menéndez Pelayo o Castelar. Tampoco faltan El Cid, Pelayo o San Fernando, que le dan un toque épico patriótico al conjunto.

En definitiva, la Plaza de España es un museo cerámico al aire libre, lleno de elementos que son dignos de elogio. Lo normal, cuando se visita, es verla de un vistazo, pero merece la pena pararse y disfrutar de detalles como los que he comentado, y también de otros como el artesonado mudéjar del techo de la galería, o las balaustradas de los puentes y de la ría.


De la Plaza de España de Sevilla 
hay muchas más cosas sobre las que hablar. Por ahora ya está bien, pero cabe la posibilidad de que, en el futuro, pueda seguir profundizando en sus encantos. Si es así, este post tendrá segunda parte.


Reto Viajero MONUMENTOS DESTACADOS DE ESPAÑA
Visitada PLAZA DE ESPAÑA DE SEVILLA.
En 1990 (primera visita consciente), % de Monumentos Destacados de España visitados en Andalucía: 25% (hoy día 81'3%).
En 1990 (primera visita consciente), % de Monumentos Destacados de España visitados: 14% (hoy día 43%).